De Madrid a la luna: FullMoonRunning

Cuando una amiga te dice «¡vamos a esta carrera! Es por la noche, en la Casa de Campo», te espantas. Sí, te espantas porque ¿qué locos corren por la noche, en pleno mes de julio, subiendo y bajando cerros? Pues yo me convertí en una de esas locas que salió a correr por la Casa de Campo casi nueve kilómetros y con la única compañía de unos doscientos corredores, la luz de la luna y un eclipse parcial.

Javier García Monserrat lleva corriendo más de veinte años. Vive en la sierra de Madrid y las noches de luna llena se calzaba sus zapatillas y salía a correr. Un día, mientras sus piernas le llevaban entre caminos y sendas, cayó en la cuenta de que más de una persona, aprovechando la luz de la luna, saldría a correr en el mismo momento que lo hacía él. De ese pensamiento decidió crear el movimiento FullMoonRunning: «cuando estás en la montaña ves cosas que son brutales, y empecé a preguntarme cuánta gente estará disfrutando de esto y estará corriendo con la luna llena. Me imaginé que no era solo yo el que hacía una cosa tan disparatada. Correr bajo la luna se ha hecho toda la vida, seguro, por eso hace 10 años registré la marca FullMoonRunning, no por hacer negocio, sino porque si quería darle una perspectiva global, había que registrarlo».

La cita estaba clara: a las 21:30h en el restaurante El Urogallo, frente al lago. Allí estaban unas personas con una camiseta negra estampada con una luna y tres siluetas humanas en posición de correr. Repartían dorsales a los inscritos. Una inscripción completamente gratuita y que te hace poseedor del número que te acompañará allá donde vayas a correr una noche de luna llena. «FullMoonRunning es un movimiento que pertenece a los corredores y une a corredores. Además, la luna llena siempre ha inspirado a culturas y civilizaciones, siempre hemos mirando hacia arriba y la hemos observado con admiración. Y para mí es como un conector, tiene mucha influencia en las personas y quería que fuese un conector para todos los runnners porque al final, cuando los runners corremos, cuando salimos a correr, todos somos iguales».

Comienza el recorrido por la Casa de Campo de Madrid, un lugar emblemático de la capital en el que la historia ha dejado huella a lo largo de los tiempos. El primer tramo será de subida hacia el cerro Garabitas. Desde allí, Madrid se extiende ante los ojos de todos y deja al descubierto su iluminado skyline. Una oportunidad de correr de manera diferente para todos aquellos que no se atreven a salir bajo un cielo oscuro. Además, como confiesa García Monserrat «es una gozada ayudar a que la gente vea la casa de campo de noche, que es una maravilla y las vistas nocturnas son sensacionales».

Las subidas se van haciendo cada vez más pesadas. El calor de julio de la capital aún no ha bajado lo suficiente como para refrescar, pero el ambiente es de lo mejor: los guías voluntarios están pendientes de los grupos, los corredores se animan unos a otros, algunos conversan de sus cosas y otros escuchan música al son de sus pisadas. Toda una experiencia para los primerizos que nos dejamos llevar por los caminos de la Casa de Campo bajo luna llena. Próximo destino, la zona del Teleférico. Desde aquí, el Parque de Atracciones destaca entre la oscuridad con sus luces centelleantes.

«Cada uno puede organizar su quedada. Si te pilla por trabajo un viaje a Londres y hay luna llena, pues seguramente habrá una comunidad Fullmoonrunner y te podrás incorporar… o lo montas tú. A mí no me tienes que decir nada, yo te ayudo a incorporar la marca para que se vea que somos parte del movimiento y a correr. Allá donde tú vayas tienes esa capacidad, o por lo menos intentamos que sea así», afirma.

Dejamos atrás el Teleférico y, tras seis kilómetros de subida, empieza la bajada hacia el punto de encuentro. Un respiro para las piernas y una maravilla para la vista porque, delante de nosotros, Madrid, la gran ciudad, reposa como escaparate y, en lo alto, la luna llena, que empieza a taparse con un eclipse parcial.

Llegamos, y el lago de la Casa de Campo sigue ahí, esta vez con el reflejo de una luna llena sobre sus aguas. Una Full Moon que ha acompañado a un grupo de locos corredores en una calurosa noche del mes de julio.

Querida luna, nos volveremos a ver.

Foto de Instagram @fullmoonrunning

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