¿Qué nos hace humanos? «La Golondrina»

La Golondrina llega a Madrid con una reflexión: ¿qué nos hace humanos?. La respuesta que dan es muy clara: la capacidad de sentir como propio el dolor de los demás. Bajo esta premisa, Ramón (Félix Gómez) acude a casa de Amelia (Carmen Maura) para recibir clases de canto. En un principio ella no accede a ser su maestra, pero la canción elegida por el joven y la conexión que tiene para ambos, hará que Amelia le ayude a conseguir su objetivo. Según avanza la trama, los dos personajes desvelan misterios de su pasado, un pasado que ha estado marcado por un atentado terrorista en un uno de los bares más populares de la ciudad. Las motivaciones del terrorista, el amor y la pérdida, embarcarán a Amelia y a Ramón en una travesía que les unirá para siempre.

El texto, de Guillem Clua, está inspirado en el ataque terrorista del bar gay Pulse de Orlando (Estados Unidos) en junio de 2016 y es una historia estremecedora que conmueve y deja al descubierto ciertas carencias sociales, pero tiene su propio «pero». Esperaba ver más sentimiento y emoción en la interpretación de Maura, que regresa a los escenarios en este 2019. El papel que encarna la actriz es el de una madre dolida por la brutal muerte de su hijo y lamentablemente, no me llegó ese dolor. Carmen Maura es una actriz como la copa de un pino, eso no lo vamos a negar, pero esta vez no consiguió emocionar. Considero que parte de esa carencia emotiva viene dada de la dirección (Josep María Mestres), que me pareció pobre y demasiado predecible, con escasos silencios y pausas que, considero muy necesarias entre algunos diálogos. Ésta carencia hace perder fuerza y emotividad al texto y a la interpretación, aunque Félix Gómez consigue ir in crecendo a medida que avanza la obra.

Con pinceladas de humor, esta obra, que estará en el Teatro Infanta Isabel hasta el 5 de mayo, tiene un ritmo que no se hace nada pesado y que nos adentra de lleno en la historia. La escenografía, muy acertada, ayuda a ello, ya que también se van sumando, de manera sutil, algún que otro juego de luces que ayuda a percibir el paso de las horas dentro de la propia historia.

En definitiva, con un viaje de la mano de dos pasados dolorosos y paralelos entre sí, que muestran una realidad que todavía se ve en nuestra sociedad, La Golondrina es una de esas obras de teatro en las que llama más el historia y vale más el contenido que el continente.

Foto de: Javier Naval

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