Mi número de lista en el colegio siempre fue el veintidós, como el año que ya hemos dejado atrás. Un año que ha sido bastante bueno; lleno de aprendizajes, descubrimientos, aventuras y vivencias.
Todo empezó con el nacimiento de un amor incondicional que me enseña a ver la vida con otros ojos, que tiene sonrisa sincera y mirada mágica.
Con la llegada de la primavera pude estrenar mi traje de flamenca, que llevaba dos años confinado. Pude bailar y saborear Sevilla como nunca.
A pocos días de empezar el verano volví a vibrar en un festival. Viajé a Bruselas y conocí el Parlamento Europeo.
Por fin pude ver el sí, quiero de unos amigos que tuvieron que posponer su boda varias veces, ¡hasta leí unas palabras!
Regresé a la isla que, un año antes, recompuso mis pedazos.
Gané un premio literario, hice una cortina de macramé, disfruté más y más de la familia, y volví a bailar las danzas de mi pueblo.
Crucé el Atlántico y conocí el Amazonas y su selva; abracé monos, vi volar luciérnagas en la oscuridad de la noche y descubrí lo que es vivir sin agua corriente ni luz eléctrica. Recibí abrazos verdaderos y desayuné en hojas de árbol bananero. Viajé por Perú conociendo a gente estupenda y visitando paisajes increíbles. Me emocioné en Machu Picchu.
Publiqué un libro y me regalaron muchas flores. Fue todo un Vaivén.
Volví a ir de boda y ¡leí de nuevo!
Empecé con los ensayos de una obra de teatro que en unos días me llevará al Teatro Reina Victoria de Madrid.
Ya con los pies en el veintitrés escucho a la gente hablar de propósitos y ¿confieso algo? siempre me parecieron absurdos. Por ejemplo, al terminar 2021 me hice una lista de lugares de Madrid que aún no conocía. ¿Saben cuántos he tachado de la lista? Uno. Sí, solo uno en trescientos sesenta y cinco días vividos en 2022. La vida frenética o una mala organización, supongo.
Siempre me ha dado miedo el tiempo, en lo rápido que pasa, en cómo corren las horas durante el día, en todo lo que me queda por hacer y por vivir… Cuando echo la vista atrás y me veo con veinte años imaginando cómo sería con treinta, parece otra película. Por eso dejé de hacer propósitos, que luego viene una pandemia mundial y adiós muy buenas. Así que, 2023, te tengo ganas, sorpréndeme, hazme crecer, soñar y vivir.
¡Nos vemos en el teatro!
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Cuánto me alegro Lucía que te haya ido tan bien el pasado año, es difícil que tantas cosas buenas se den en solo una persona, quizás tú también sepas disfrutar a tope de las cosas positivas que vas viviendo.
¿Los propósitos? Los propósitos rara vez se cumplen. Lo importante es hacer bien las cosas sin molestar a nadie, sintiéndose feliz y haciendo feliz a los demás